miércoles, 28 de enero de 2009

El feto no puede sentir dolor hasta el final del embarazo


ISABEL ESPIÑO

La percepción del dolor se basa un entramado de conexiones neurológicas que no están plenamente desarrolladas hasta la semana 29 de la gestación. Así lo han constatado Susan Lee y su equipo -un equipo de obstetras, neurocientíficos y anestesiólogos de la Universidad de California en San Francisco (EEUU)- tras revisar todos los estudios realizados al respecto.

Y ya que es poco probable que el feto pueda sentir dolor en los dos primeros trimestres de la gestación, los investigadores cuestionan la utilidad de anestesiar al feto durante un aborto, una medida que comienzan a postular algunos legisladores en EEUU.

Algunos estados estadounidenses obligan ya a que el ginecólogo informe a una gestante que va a abortar de que el feto puede sufrir dolor y deben ofrecerle la posibilidad de anestesiar al feto. Además, está en proceso de aprobación una ley nacional que obligaría a tomar estas medidas en abortos que se practiquen a partir de la semana número 20. Al médico que no cumpliese la recomendación, se le retiraría la licencia.

Lee y su equipo, por el contrario, sostienen que "la anestesia o analgesia fetal no deberían ser recomendadas o ofrecidas rutinariamente en el aborto porque las actuales técnicas experimentales proporcionan un beneficio desconocido al feto y pueden aumentar el riesgo para la mujer".

¿Autores proabortistas?

Al día siguiente de publicarse estas conclusiones, se supo que Lee había trabajado hace unos años en un grupo de defensa del aborto, mientras que otro de los cinco firmantes trabaja en una clínica que practica estas intervenciones. Según la directora de la revista, Catherine DeAngelis, aunque no conocían estas relaciones, éstas "son irrelevantes" y no habrían cambiado su decisión de publicar el artículo.

Mientras tanto, el correo electrónico de DeAngelis, se ha inundado de 'e-mails' criticando su decisión. Algunos rogaban por su alma y otros le llamaban hipócrita. La directora ha salido al paso de la polémica diciendo que la revista publicará en un número especial los comentarios críticos que se hayan presentado adecuadamente y que dará a los autores el derecho de réplica.

La editora -según ella misma, una católica acérrima y en contra del aborto, pero que apoya el derecho de cada mujer a elegir- se mantiene en su decisión de haber publicado la revisión: "No hay nada incorrecto en este artículo", ha declarado a Associated Press.

En España

De la misma opinión es Elena Carreras, jefa de la Unidad de Medicina Fetal del Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, se trata de "una revisión muy bien hecha desde un punto de vista técnico". Sus conclusiones son similares a las de un estudio publicado el año pasado por un equipo de investigadores belgas (en este caso, centrado en las terapias fetales, no en los abortos), aunque el nuevo es un trabajo "muy americano, dirigido a contrarrestar los grupos antiabortistas".

En nuestro país no tiene cabida esta polémica, dado que en los abortos (realizados antes de la semana 20 de gestación) no se contempla la posibilidad de sedar al feto. Así lo explica Carmen Fernández, jefa de la sección de Anestesia en Obstetricia del Hospital Clínic de Barcelona: cuando se practica un aborto (en aquellos casos que han sido autorizados por el comité ético de interrupción del embarazo del centro, en su mayoría malformaciones fetales) "no se anestesia al feto o al embrión".

En estas intervenciones se practica anestesia general a la madre, aunque "se trata de una anestesia muy suave", pues no es un proceso ni demasiado doloroso ni tan agresivo como otras intervenciones. A las seis horas, la mujer suele irse a casa.

Sí, en la cirugía del feto

Pese a su calidad, la excesiva politización del trabajo de 'JAMA' hace que no se hable "del problema real que es qué hacer cuando operamos un feto intrauterinamente", objeta Carreras.

Los investigadores yanquis no profundizan mucho en este aspecto, aunque reconocen que en el caso de la cirugía prenatal (es decir, intervenciones quirúrgicas que se realizan antes de que el bebé nazca para corregir algún defecto congénito) "la anestesia fetal puede estar médicamente indicada, independientemente de si existe dolor".

"Parece lógico, por un principio de prudencia, administrar analgesia siempre que intervengamos sobre el feto", comenta Carreras. De hecho, en este tipo de operaciones (en las que el centro catalán es pionero en nuestro país) "siempre se administra sistemáticamente un cóctel analgésicosedante".

El objetivo es triple: evitar que disminuya el ritmo cardiaco del feto, que no se mueva y en contra del posible dolor. Para ello, suele recurrirse a medicación inyectada directamente al feto por vía intramuscular (mediante un pinchazo en el glúteo o en el muslo). Estas intervenciones suelen hacerse a partir de la semana 24 o 26 de gestación.


Dolor, la formación de un complejo circuito

El dolor no es únicamente percibir un estímulo desagradable (por ejemplo, un pinchazo). Uno tiene que ser consciente de esa señal dolorosa. El polémico estudio que ha publicado esta semana la revista 'JAMA' no hace sino explicar cómo esto no es posible hasta el último trimestre del embarazo.

Es necesario que se haya desarrollado plenamente una red cerebral (llamada circuito talamocortical del dolor), capaz de reconocer que eso que estamos sintiendo es desagradable. Susan J. Lee y su equipo, procedentes de la Universidad de California en San Francisco (EEUU), revisaron decenas de investigaciones científicas para determinar cuándo se desarrolla el circuito en cuestión.

Un mero acto reflejo

Antes de la semana 29 de la gestación, lo que se produce no es dolor real, sino un movimiento reflejo en respuesta a un estímulo doloroso. Si el feto sufre un pinchazo, se aparta. "El componente fundamental del dolor es el emotivo/negativo, la percepción del sentido negativo del dolor", explica a 'elmundo.es' Elena Carreras, jefa de la Unidad de Medicina Fetal del Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona

El proceso sería el siguiente: los receptores sensoriales perciben la 'agresión' y envían, a través de la médula espinal, una señal a las neuronas motoras. Éstas, a su vez, rebotan el mensaje y hacen que se contraigan los músculos. El miembro se apartaría del estímulo doloroso, pero en realidad el cerebro no ha intervenido en el proceso. "Inferir que esta respuesta se asocia a la percepción del dolor es un paso muy arriesgado", comenta Carreras.

"Los retraimientos reflejos y los movimientos faciales no representan necesariamente una percepción consciente del dolor", coincide el estudio en 'JAMA' ('Journal of the American Medical Association').

Investigación complicada

A partir de la semana 29 de gestación el circuito talamocortical del dolor ya estará plenamente desarrollado. Al menos, eso parecen indicar las investigaciones realizadas hasta la fecha. Ninguna ha estudiado directamente la red del dolor, aunque sí otros circuitos talamocorticales similares.

"Se considera que a las 29/30 semanas pueden definir bien los ciclos de conciencia, es decir, estar dormido o estar despierto [dependientes de otro circuito talámico], lo que indica que la corteza cerebral está suficientemente madura", explica Carreras. "Si este córtex no está suficientemente desarrollado, no puede haber percepción cerebral del dolor", añade.

Lee y su equipo también desmontan otros argumentos que habían hecho pensar que el feto puede sentir dolor. Aumentos en el flujo sanguíneo o de ciertas hormonas, el ritmo cardiaco, cambios en la respiración... Estos son algunos de los cambios fisiológicos que se habían visto en fetos que se iban a someter a ciertos procedimientos, pero los autores recuerdan que estas respuestas "no son específicas de los estímulos dolorosos". "Es más, en los adultos las respuestas neuroendocrinas al estrés pueden persistir incluso cuando el dolor posoperatorio está bien controlado", ponen por ejemplo.

"La liberación de hormonas es una respuesta al estrés, pero no tiene que ir acompañada de dolor", señala Carreras.

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2005/08/26/dolordossiers/1125081271.html

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2005/08/26/dolordossiers/1125080787.html

Más información (inglés): http://jama.ama-assn.org/cgi/content/full/294/8/947

1 comentarios:

pallomapaderewski on 3 de marzo de 2022, 10:54 dijo...

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